Cambié los tacones por andar descalza bajo la lluvia. La prudencia por una botella de
vodka. La tranquilidad por un café con baylis. Vendí mi calma a cambio de unas
dosis de orgullo. Regalé los momentos de película y me dieron
noches de fiesta. Perdí el miedo y las ganas de trabajar,
perdí la timidez.
Recibí felicidad. Y la vergüenza hace ya tiempo que no la veo por aquí.
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